Se zambulló en la idea sin pensarlo
se desató su neura aprisionada
maquinó poner fin a la coartada
que ataba su existir a su pasado.
Se despidió de forma apresurada
pidiendo a cada cual algún veneno
falló la compasión y halló el consuelo
de ser él, la vedette de la jornada.
Después que el estampido rompió el cielo
dejo de intervenir en su destino
y tal como añoraba fue su sino
ser el protagonista de su duelo.
Su última voluntad con el convino
ofrecer a su viuda el primer plano
del proyecto irracional que consumado
le hizo partir con más fama que vino.
Y su fantasma al ver amortajado
al despojo mortal de su asesino
le susurró brutal, pero con tino
ser alguien una vida te ha costado.
Juan E Uceda