YA EN LA SALA CÁLIDA........Mi exquisita gelatina
Mi exquisita gelatina
en dorado recipiente
ansioso te clavo el diente
sustento de mi auto estima,
manjar reconstituyente,
mi sueño de parafina
idolatrada y divina
en mi pensamiento ardiente.
Delirios tan absorbentes
son pautada medicina
que dentro de mi culmina
en mis arterias fluyentes
y al compás de tu vagina
me desnudas carnalmente
sucumbiendo dulcemente
a lo que ella dictamina,
en su lisérgico ambiente
toda mi pena asesina
esa daga florentina
a la que me uno demente.
Ardorosa en tu tarrina
luce tu cuerpo candente,
me desfogo bravamente
sobre tu piel de antelina
hasta quedar inconsciente
en tu alabada doctrina
osmótica y vitelina
en mi mente inconsecuente.
Mi ramera y golondrina
de volar inconsistente
ni regresa al nido ausente
ni me espera en una esquina,
cenizas de celestina
de un malherido cliente
tu deseo inteligente
hoy a mi muerte apadrina.
Odalisca reluciente
que no olvidarás la cima
de aquel amor de vitrina
que se volvió intransigente.
Desolada golosina,
en mí certero accidente
al probar tan locamente
tu bocado de morfina.
Aromática sabina
espero que el aire avente
el fulgor de tu simiente
con pertinaz disciplina.
Ataviada bellamente,
cuajando amor quimosina,
de manera paulatina
¡te añoro tan ciegamente!
Mariposa volantina
que volaste brevemente
sobre el páramo caliente
de mi más amarga endrina,
dejando un dolor caliente,
que se extiende cual traína
como olor a naftalina
cuando el recuerdo me miente.
J E Uceda
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Mi Exquisita Gelatina
YA EN LA SALA CÁLIDA........Mi exquisita gelatina
Mi exquisita gelatina
en dorado recipiente
ansioso te clavo el diente
sustento de mi auto estima,
manjar reconstituyente,
mi sueño de parafina
idolatrada y divina
en mi pensamiento ardiente.
Delirios tan absorbentes
son pautada medicina
que dentro de mi culmina
en mis arterias fluyentes
y al compás de tu vagina
me desnudas carnalmente
sucumbiendo dulcemente
a lo que ella dictamina,
en su lisérgico ambiente
toda mi pena asesina
esa daga florentina
a la que me uno demente.
Ardorosa en tu tarrina
luce tu cuerpo candente,
me desfogo bravamente
sobre tu piel de antelina
hasta quedar inconsciente
en tu alabada doctrina
osmótica y vitelina
en mi mente inconsecuente.
Mi ramera y golondrina
de volar inconsistente
ni regresa al nido ausente
ni me espera en una esquina,
cenizas de celestina
de un malherido cliente
tu deseo inteligente
hoy a mi muerte apadrina.
Odalisca reluciente
que no olvidarás la cima
de aquel amor de vitrina
que se volvió intransigente.
Desolada golosina,
en mí certero accidente
al probar tan locamente
tu bocado de morfina.
Aromática sabina
espero que el aire avente
el fulgor de tu simiente
con pertinaz disciplina.
Ataviada bellamente,
cuajando amor quimosina,
de manera paulatina
¡te añoro tan ciegamente!
Mariposa volantina
que volaste brevemente
sobre el páramo caliente
de mi más amarga endrina,
dejando un dolor caliente,
que se extiende cual traína
como olor a naftalina
cuando el recuerdo me miente.
J E Uceda