De la Piel del diablo

Published 12/04/2018

 

YA EN LA SALA CÁLIDA......De la Piel del Diablo

 

Las nubes fueron palabras,

era un verbo subjuntivo,

era un dolor impulsivo,

un imposible milagro,

una pena, un descalabro,

era un procaz adjetivo.

 

En un raro abracadabra

era un mal superlativo

sin nombre ni apelativo,

un frío invierno en Moscú,

muñeca sin canesú

de impronunciable apellido,

 

una víbora hocicuda,

un ácido corrosivo

en su quemar posesivo,

era una mierda confesa

envuelta en sabor a fresa,

fui de sus besos cautivo.

 

Era una mente inconexa

de comercio vomitivo

era abrazo radiactivo

con quien viví lo peor

creyendo que era el mejor

en el regazo ilusivo

 

de una serpiente rastrera

que un día fue mi objetivo

para al otro haberlo sido,

una culebra bastarda,

una zorra de piel parda,

un pobre verso perdido,

 

desgarro del corazón

de su devenir fingido,

un maloliente partido

con su diente envenenado,

un aberrante bocado

que no debió ser parido.

 

Después de hacerte gozar

era el cuerno de un venado

retorcido en mi costado,

era mala hasta rabiar,

criatura peculiar

de mi imperfecto pasado.

 

Inocente iconoclasta

me restregué en su pecado

como un dios acobardado

a quien morocha tintada

le propinacruel pedrada

dejándole anonadado.

 

Gerundio para el amor

nunca me quiso de veras

y se convirtió en un era

la que entre halago y halago

me invitó a probar el trago

de su frenesí de cera.

 

Tan bella como un pincel

aquella impostora hada,

de esencia milimetrada,

era un fuerte decapante

devastando en un instante

un alma desesperada. 

 

No acerté su lotería,

me conminó a ser valiente,

ella la más indecente,

lo poco que hubo bonito

quedó preso en un cuartito

de su charco pestilente.

 

Piedra que adornó el camino

sin bondad que proveer,

no brillaba en su quehacer,

ni sé donde se escondía,

me dio lo que prometía

su nocivo proceder,

 

y antes de echar a correr

me mecí sobre su vuelo,

me elevé cayendo al suelo

en el instante preciso

que media de inciso a inciso

de un esquivo mal consuelo.

 

Escapé de su estulticia

entre dolor y valor,

cruce el oscuro color

en modo superviviente, 

nunca ha brotado simiente

de tan destructiva flor.

 

De manera racional

marché de aquel sucio establo

sin pronunciar ni un vocablo,

miré atrás y pude ver

como envolvía su ser

la ambigua piel del diablo. 

 

Juan E. Uceda